En noviembre de 2021 la UNESCO aprobó la Recomendación sobre Ciencia Abierta, cuya aplicación hace ineludible incorporar la “cultura abierta” a cualquier política internacional, nacional, regional o institucional vinculada a la información o la investigación. Todo ello, bajo el reconocimiento explícito de la ciencia abierta como requisito para no dejar a nadie atrás en lo que respecta al acceso al conocimiento académico y a los beneficios del progreso científico. Es esta misma convicción la que llevó a la UOC a elaborar en 2018 su propio Plan de Acción de Conocimiento Abierto. El Plan, con horizonte temporal hasta el 2030, es la hoja de ruta y apuesta institucional de la UOC para convertirse en un nodo de conocimiento abierto y global, y así contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
En el quinto año de implementación, y aun con ocho años más de recorrido, en el presente artículo, las personas que han estado a cargo de impulsar el plan comparten los resultados preliminares del proceso y reflexionan sobre de qué manera su puesta en marcha ayuda a la universidad a ser un nodo de conocimiento global, con mayor impacto social. Todo ello, desde la singularidad de ser un plan adoptado por y para una universidad totalmente online.